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Articles by Patricia Raybon

Amor valiente

Los cuatro capellanes no fueron conocidos como «héroes», pero una noche helada de 1943, cuando su transportador fue alcanzado por un torpedo durante la Segunda Guerra Mundial, se entregaron por completo a calmar a cientos de soldados en pánico. Con el barco hundiéndose y hombres heridos saltando a los atestados botes salvavidas, aplacaban el pandemonio «predicando coraje», como dijo un sobreviviente.

A salvo hacia la orilla

En Papúa Nueva Guinea, los kanda aguardaban emocionados el arribo de Nuevo Testamentos impresos en su idioma. No obstante, para llegar a la aldea, los que llevaban los libros tuvieron que navegar por el océano en pequeños botes.

Mejor con Dios

En su equipo de vóleibol, mi nieta aprendió un principio para ganar. Cuando la pelota iba en dirección a ella, siempre podía «mejorarla»; es decir, hacer una jugada que dejaba a sus compañeras en una mejor situación.

Encontrar gozo en la alabanza

Cuando el escritor británico C. S. Lewis le entregó su vida a Jesús, al principio se resistía a alabar a Dios. Luchaba con «la idea de que Dios mismo exigiera alabanza». Sin embargo, finalmente se dio cuenta de que «en el proceso de alabar es donde Dios comunica su presencia» a su pueblo. Entonces, «en un perfecto amor con Dios», encontramos gozo en Él; algo tan inseparable como «la luminosidad que recibe un espejo» y «la luminosidad que irradia».

Desmalezar sabiamente

Mis nietos corren por el patio trasero de casa. ¿Están jugando? No, arrancando malezas. «¡La arranqué desde las raíces!», dice la más pequeña, mostrándome un importante logro. Lo que más disfrutamos aquel día fue arrancar de raíz las hierbas malas, eliminando esa problemática amenaza. No obstante, antes de disfrutar, fue necesario decidir hacerlo.

No rendirse nunca

«El tiempo pasaba. La guerra llegó». Así describía Semi Nigo, obispo del pueblo kelilo del sur de Sudán, los retrasos en la larga lucha de su iglesia por conseguir la Biblia en su idioma. Décadas antes, su abuelo había iniciado un proyecto de traducción de la Biblia, pero la guerra y la agitación social lo habían obstaculizado. No obstante, a pesar de los repetidos ataques a sus campos de refugiados en otros países africanos, el obispo y otros creyentes mantuvieron activo el esfuerzo.

Acuérdate de cantar

Nancy Gustafson, una cantante de ópera retirada, quedó devastada cuando visitó a su madre y la vio deteriorarse por demencia senil. Apenas la conocía y casi no hablaba. Después de visitarla varias veces, Nancy tuvo una idea: comenzó a cantarle. Los ojos de su madre se encendieron y empezó a cantar también… ¡durante 20 minutos! Luego, sonriendo y en broma, la mamá le dijo que eran «¡La familia de cantantes Gustafson!». Algunos terapistas sostienen que la música —y los «himnos tradicionales»— tiene poder para evocar recuerdos perdidos, levantar el ánimo, reducir caídas y disminuir la necesidad de sedantes.

Recuperar lo perdido

En la tienda de telefonía, el pastor se preparó para la mala noticia. El teléfono que se le había caído por accidente estaba totalmente destruido, ¿verdad? En realidad, no. La empleada recuperó toda la información, incluidos los videos y fotos bíblicos. «Y también recuperó todas las fotos que yo había borrado —dijo él—. Además, ¡me dieron un teléfono nuevo para reemplazar el roto! Recuperé todo lo perdido y más».

Libre al fin

Veinte años pasaron antes de que el periodista John McCarthy —rehén por cinco años durante la guerra civil libanesa— conociera a quien había negociado su liberación: Giandomenico Picco. McCarthy dijo simplemente: «¡Gracias por mi libertad!». Sus emotivas palabras significaban muchísimo, porque Picco había arriesgado su propia vida durante las peligrosas negociaciones para conseguir su libertad y la de otros.

Nuestro Dios compasivo

Una fría noche de invierno, alguien arrojó una piedra contra la ventana de la habitación de un niño judío. Había allí una estrella de David junto con una menorá para celebrar Janucá, la fiesta de las luces judía. Miles de personas de aquella ciudad —muchos de ellos creyentes en Cristo— respondieron compasivamente ante ese acto aborrecible; y para identificarse con el dolor y el miedo de sus vecinos judíos, pegaron fotos de menorás en sus propias ventanas.